En los cuentos de familia siempre tenemos presente a la abuelita ya que tenía una receta especial para el pan de los viernes, una receta que guardaba en su pequeña caja de madera junto con otros recuerdos. La abuelita no era una cocinera profesional, pero tenía una habilidad especial para convertir ingredientes simples en algo extraordinario. Todos los que probaban su pan decían que tenía un sabor inigualable, pero nunca lograron descubrir cuál era su “toque secreto”.

Cada viernes, los nietos la visitaban y se sentaban alrededor de la mesa de la cocina, observando con curiosidad mientras amasaba la masa con manos ágiles y muchas sonrisas. “El secreto está en el amor”, decía siempre con una sonrisa, aunque a los niños les intrigaba la manera en que añadía un puñado de semillas o un toque de miel al final. Con el tiempo, nuestra amada abuelita decidió enseñarles la receta, pero con una condición: que cada uno añadiera un toque personal y lo pasara a la siguiente generación. Ahora, el pan ha cambiado un poco en cada casa, pero siempre lleva la esencia de la abuelita, haciendo que cada viernes las memorias y el amor se sirvan en la mesa.

Al pasar los años, la tradición se volvió un momento familiar más allá de la cocina; los nietos, ahora adultos, se reúnen para contar las historias de la abuelita mientras el pan se cocina en el horno. Cada uno comparte anécdotas de cómo habían adaptado la receta: uno le añadía romero fresco del jardín, otro le daba un toque de canela, y así, cada variante rinde homenaje a nuestra amada abuelita de una manera única.

No importaba qué tan diferente se preparara, porque lo que realmente une a la familia es la promesa de mantener viva esa herencia tan especial, una que iba más allá de los ingredientes.

• Disuelve la levadura en 1 taza de leche tibia con 4 cucharadas de azúcar y deja reposar 5 minutos apróximadamente para que la levadura se active.
• En un tazón mezcla todo e incorpora la taza de leche con levadura.
• Unta un bowl de aceite y comienza amasando para ir formando un bollo con la masa.
• Tapa con papel film (envoplast) por 45 minutos o hasta que la masa doble su tamaño.
• Amasa de nuevo para desgacificar el contenido y luego separa en dos trozos o partes iguales, ten en cuenta que cada parte forma un pan.
• Define la trenza y vuelve a dejar reposar por lo menos 1/2 hora.
• Luego deja horneando por 25 minutos a una temperatura de 350 grados F.
• Cuando veas que va a estar listo pasa una brocha con el huevo por la parte superior.
• Si deseas darle un toque adicional añade el anjonjolí esparciendolo con la cuchara o con la mano para el toque de chef 😉 y por igual, si le agregas lineas de miel, obtendrás un sabor espectacular.

¡A disfrutar en familia tu pan exquisito y memorable!

Nota:

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